jueves, 28 de junio de 2012

¡A jugar chicos! – 1ª parte


Los que pertenecemos a la generación de los 40 – 50 e incluso 60, si que sabíamos lo que era jugar, no importaba la estación del año, es cierto que había juegos que se practicaban más en una temporada del año, y otros en otra, pero como tampoco éramos muy delicados respecto al clima, pues podríamos decir que el tiempo no era el mayor inconveniente.

Pintura de Puri Sánchez (1). 

Podríamos decir que no hacía falta ningún motivo especial para que en cualquier lugar y circunstancia nos pusiéramos a jugar, con que la situación lo permitiera, en cuanto se reunían un grupo, a alguno de ellos se le ocurría algo.

Todos sabemos que había muchos juegos, incluso se podría decir que se improvisaban algunos que no estaban catalogados como tal, pero que en la realidad se practicaban, en esta ocasión vamos a centrarnos en los juegos que eran practicados habitualmente por los chicos, salvo excepción , más adelante dedicaremos otro articulo a los juegos en los que predominaba el sexo femenino, o eran practicados por ambos.

Como sería muy larga la lista para hacer un resumen de todos, vamos a tratar de recordar algunos de los más conocidos, o los que más se practicaban.

La Pídola
Era un juego muy apreciado. En cuanto se juntaban unos cuantos chicos, salía a relucir el juego. Como era habitual en la mayoría de los juegos, había que sortear quién se quedaba de burro, la suerte se solía echar cogiendo una piedra pequeña, la poníamos en una de las manos, y ofreciéndole los puños cerrados a los otros jugadores para que escogieran, golpeando en uno de ellos, si daba en el que tenía la piedra, perdía, si había varios perdedores, estos volvían a repetir, hasta que quedara solo uno, y era el que tenía que hacer de burro.


El juego consistía en: el burro se doblaba por la cintura y se colocaba atravesado, los demás jugadores se ponían uno detrás de otro formando una fila, delante del burro se hacía una raya en el suelo, para delimitar el terreno desde donde saltar. El primer saltador corría hasta la raya desde donde saltaba por encima del burro, apoyándose en él con las dos manos sobre la espalda, y haciendo pasar las dos piernas por entre la cabeza y el culo, de esta forma pasaba al otro lado.

Así iban uno tras uno, saltando todos los jugadores, entonces el que hacía de burro, se retiraba un poco más de la raya, y volvían a saltar todos de nuevo, Una vez habían saltado todos, el burro se volvía a retirar otro poco, así hasta alcanzar una distancia considerable, que no se podía saltar de un solo brinco, entonces se utilizaba las “dos medias” y la “entera”, el saltador corría hasta la raya, la pisaba y decía “raya” se daba una zancada con un pie, una segunda con el otro pie que eran las “dos medias”, y luego con los pies juntos que era la “entera”, poner las manos en la espalda del burro y saltar al otro lado. Si alguno pisaba la raya al saltar, se decía que había marrado o hecho falta, y entonces tenía que ponerse de burro al principio de la raya; también marraba el que después de medir las “dos medias”,  la “entera”, y el salto final, no conseguía saltar el burro.

Existía una variante de la pídola más agresiva, y que pocos querían jugar, el mecanismo era el mismo, pero en vez de limitarse a saltar, el primer saltador escogía entre cuatro opciones, “lique”, “tabaca”, “culé” o “pinocho”.

El “lique” consistía en mantenerse en suspensión sobre el burro, y con la punta del tacón del zapato, darle en el culo al burro. El saltador decidía si el “lique” fuera aumentativo o diminutivo; si era aumentativo, dependiendo de cómo lo diera él, había que ir aumentándolo;  por el contrarío si era diminutivo, había que ir disminuyéndolo. Perdía y se tenía que poner de burro, el que no consiguiera aumentar o disminuir  el golpe con respecto al anterior jugador.

La “tabaca” era lo mismo, pero en vez de dar el golpe con el tacón, se efectuaba con la parte lateral del zapato.

El “culé” consistía en mantenerse en suspensión sobre el burro, y dejarte caer sobre sus espaldas, el golpe podía ser como en los anteriores, aumentativo o diminutivo.

El “pinocho” era el más agresivo, se solía aplicar cuando al que le tocaba de burro no te caía bien. Consistía en saltar sobre el burro, desde la posición que caías contabas tres, mientras te ibas dando la vuelta y poniéndote en posición, para darle una patada en el culo. Si elegía la modalidad de diminutivo, y el primer saltador  tocaba ligeramente al burro, difícilmente lo superaban, pero si elegía aumentativo, y el primer saltador propinaba una buena patada, huelga decir el resultado.

El Aro
Más que un juego, era un entretenimiento, se trataba de andar o correr por las calles rodando un aro. Lo hacíamos con una varilla de hierro que lo curvábamos formando un círculo, y luego lo soldábamos para que quedara unido, y una varilla larga que en un extremo hacía forma de arco o u, que se llamaba guía, con la cual hacíamos rodar el aro.


Cuando se juntaban varios chicos, se solían hacer apuestas, quien mantenía más tiempo el aro sin que se le cayera, o se trazaba un recorrido y a ver quien lo hacía en menos tiempo, o se echaban carreras; en fin, se trataba de pasar el rato en armonía. Era un artilugio muy apreciado, el que no lo tenía te pedía que si le dejabas dar una vuelta con él.

Las Chapas
Era un juego clásico de los chicos, lo mismo que ocurría con el guá. No había límite de jugadores. Había dos modalidades de juego que llamaban mas la atención, una, las carreras de chapas, otra, los partidos de fútbol.

Imagen de blog.educastur.es

En la modalidad de carreras, tan solo se necesitaba para participar tener una chapa. Había preferencia por las de los botellines de vermut Cinzano. El juego consistía en: hacer en el suelo con las dos palmas de las manos unidas y abiertas, una especie de pista, se hacían curvas, recurvas, glorietas, largas rectas, hacíamos montículos de arena para que hubieran subidas y bajadas, en fin, en cada juego se planificaba una pista, y la distancia del recorrido era distinta.

Se sorteaba como en casi todos los juegos el orden de salida. Una vez establecido el orden, se colocaba la chapa en la línea de salida, y dándole un empujón con el dedo índice o corazón, la desplazábamos tan lejos como pudiéramos. Para que valiera la tirada, la chapa no tenía que rebasar los laterales de la pista. Cada jugador realizaba una sola tirada, una vez hubieran tirado todos los jugadores, continuaba el jugador que hubiera colocado su chapa por delante de los demás. Cuando al realizar una tirada, la chapa se salía de la pista, se volvía a colocar en el mismo lugar, desde donde se hubiese efectuado la tirada. La carrera terminaba cuando uno de los jugadores llegaba al final de la pista señalizado con una raya en la que figuraba la palabra “meta”.

También se podía jugar dibujando la pista con una tiza, o trozo de yeso en la acera, esta práctica era más habitual en invierno, por la dificultad de hacer la pista en el suelo.

La otra modalidad a la que hacíamos referencia en el encabezamiento, es decir, los partidos de fútbol con chapas consistía en: dibujar en el suelo, o en este caso mejor en la acera, un campo de fútbol. En esta modalidad solo podían jugar dos jugadores cada vez, aunque cuando éramos varios, el que perdía se retiraba y jugaba otro contra el que había ganado. Cada jugador disponía de 11 chapas debidamente engalanadas con su equipo de fútbol favorito, para ello se recortaba normalmente de un cromo la foto de un jugador de fútbol, y se colocaba en la chapa por la parte en que iba el corcho, luego se le colocaba un cristal y se sellaba por los bordes con jabón, para que no se cayera el cristal.

Cada jugador colocaba las chapas en el campo que le tocaba jugar, como si fuera un partido de fútbol. Un garbanzo hacía las veces de balón, tirando cada jugador una vez, se trataba de ir haciendo avanzar el balón a la portería contraría e introducirlo adentro, lo que equivalía a un tanto. Por supuesto, igual que en el fútbol existían las faltas, las manos y las fuera de juegos; era falta cuando se golpeaba a una chapa contraría sin tocar previamente al balón, era mano si se subía el balón encima de una chapa contraría y fuera de juego si cuando chutabas a gol, tenias colocada una chapa entre la portería y una chapa contraría. La partida duraba dependiendo a los tantos a los que se jugara.        

Carrera Ciclista
Se vendían unas figuras, solían ser de plástico, que consistían en una bicicleta con su correspondiente ciclista montado sobre ella, y un soporte para que se sujetaran de pie.



El juego consistía en: se dibujaba en la arena o en la acera, una pista similar a la del juego de las chapas, con la única diferencia que se dividía en espacios cada 5 o 6 cm, separados por una raya en horizontal, de forma que quedaran unos rectángulos, así durante toda la pista. En el primer espacio o rectángulo, se marcaba la palabra “salida”, y en el ultimo la palabra “meta”, podían participar tantos jugadores como se quisiera.

Había dos modalidades de juego, la primera modalidad consistía en que cada jugador participaba con un solo ciclista, y en la otra modalidad con un equipo de siete ciclistas. Todos los participantes colocaban a sus ciclistas en línea, si era la primera modalidad, o en fila uno detrás de otro, si se jugaba en la segunda modalidad.

Se sorteaba como en la mayoría de los juegos el orden de salida. Se necesitaba un dado de los empleados en el juego del parchís. Cada jugador en su turno lanzaba el dado y dependiendo el numero que saliera, eran los espacios que avanzaba. Si se jugaba en la modalidad primera, solamente tenías un ciclista para mover, si por el contrario se jugaba en la modalidad segunda, podías mover a los ciclistas a tu gusto, con el fin de avanzar mucho con uno, o llevar a varios hacía adelante. Cuando en un mismo turno de tirada salía el número seis, se repetía la tirada, y tres seises seguidos, se decía que habías pinchado, y volvías con el ultimo ciclista que hubieras movido, a la posición en que estaba antes de tirar. Como en las carreras ciclistas, ganaba el jugador que llegara primero a la meta.  

El burro
Este era un juego prácticamente de chicos por su dureza. El juego consistía en: se hacían dos grupos de unos 5 ó 6 participantes cada grupo. Se sorteaba como es habitual en todos los juegos que grupo hacía de burro el primero, hecho esto, uno de los componentes de ese grupo (normalmente el mas débil) se apoyaba en un poste o en la pared de cara hacía los jugadores, este era llamado “el almohadón”, y los demás en línea uno detrás de otro, inclinados en forma de burro, y metiendo la cabeza entre las piernas del compañero que ocupa la posición de delante y las manos agarrando sus piernas.


Los componentes del otro grupo saltaban sobre las espaldas de los que hacían de burro. El de mas corpulencia solía saltar el primero, con el fin de llegar lo mas adelante posible, pues contra mas adelante cayera mas espacio dejaba a los demás. Una vez hubieran saltado todos, el que se erigía como voz del grupo, pronunciaba las palabras, “churro”, “media manga”, “manga entera”; a la vez que con la mano señalaba lo que quería decir. Si se juntaban las dos manos significaba “churro”, si se ponía la mano en el codo significaba “medía manga” y si se la ponía en el hombro significaba “manga entera”.

Uno de los del grupo que hacían de burro tenía que contestar, si la respuesta era positiva, cambiaba el burro, por el contrario si no acertaban seguían quedándose un turno mas, y se repetía el juego. Huelga decir que el que hacía de almohadón, no podía contestar a la pregunta formulada, siempre tenía que ser uno de los que componían el burro. También se perdía cuando el burro no aguantaba el peso y se derrumbaba.

Hemos llenado con estos 5 juegos el espacio de este artículo, continuaremos en una próxima entrega.
-.-.-

Autor : Pedro Gómez.
En este artículo han colaborado: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Notas:
1-Puri Sánchez posee una amplia obra pictórica, una de las colecciones de juguetes antiguos más importantes y ha publicado hasta el momento tres libros. Toda su obra, en conjunto, muestra temas sobre el mundo rural y sus vivencias, los oficios artesanos que poco a poco van desapareciendo y una gran recopilación de juegos infantiles tradicionales.

Grabados extraídos del libro: Repertorio Completo de los Juegos, de Antonio Duran, año 1896. BNE.

jueves, 21 de junio de 2012

El luminoso de Tío Pepe y otros anuncios de la Puerta del Sol



A raíz de la polémica surgida estos días con la retirada del luminoso del Tío Pepe de la Puerta del Sol, nos permitimos invitaros a un viaje visual para ver los cambios sufridos en la fisonomía del corazón de nuestra ciudad. 

La Puerta del Sol ha sufrido a lo largo del tiempo muchos cambios, pero son sin duda los anuncios publicitarios en altura los que han marcado cada época, dependiendo de las modas sociales y de la normativa municipal de cada momento.


Antes de la reforma de la Puerta del Sol de 1855, los únicos rótulos publicitarios se limitaban a los propios negocios que estaban instalados en el lugar, como vemos en la foto precedente de Tensión.


Como vemos en la foto que antecede correspondiente a la gran reforma de 1855, durante las obras ya fueron aprovechadas las fachadas de los edificios por los comerciantes para poner sus anuncios, ciertamente llamativos por utilizar toda la altura y anchura de estos.

Año 1870-1871

Al finalizar las obras en 1865 la plaza quedó totalmente libre de publicidad.

Año 1900

Año 1910

Panorámica de la Puerta del Sol. Foto de José Regueria. Año 1917, aproximado. A la derecha se observan las primeras catas para las obras del Metro.

Hacía 1910 parece el primer rótulo en altura de “Cognac Garvey”(SIC), en el edificio que hace esquina a la calle Carretas. También había carteles de los negocios establecidos allí, como es el caso del fotógrafo Amador (esquina a Montera), que en letra más pequeña ponía el reclamo de: “Hay ascensor”.

Año 1917

De nuevo, con motivo de las obras del Metro de Madrid a finales de los años diez, la Puerta del Sol se llenó de carteles publicitarios previendo el lugar neurálgico en el que se iba a convertir, llegando a sobreponerse unos carteles sobre otros, siendo la gran mayoría de ellos de bebidas alcohólicas. Incluso algún rótulo llamó la atención de la prensa por sus dimensiones, siendo el luminoso más grande de España el de Ponche Soto, según se mencionaban en una noticia de 1919.


Los anuncios de principios de la década de los años veinte son: Jabón Aroma de la Tierruca, esquina a la calle del Carmen, a su derecha Egmar (lámparas) y Anís Asturiana delante del cartel del fotógrafo Amador, ya esquina a Montera.

Año 1928

Hacía finales de los años veinte se pone primero el anuncio luminoso de Anís del Mono y un poco después, y detrás de este pero mucho más elevado, el de Pedro Domecq.


En el edificio entre Preciados y Carmen los anuncios eran de Anís de la Asturiana y conservas Albo, que sustituyeron al de Cinzano y Ponche Soto. A la esquina de la calle del Carmen trasladaron el de Lámparas Egmar.

Anís de las Cadenas se anunciaba en un cartel que estaba en una terraza, entre la calle del Carmen y la calle de la Montera.


Otro gran rótulo luminoso de relojes Longines ocupa todo el edificio entre Montera y Alcalá, incluyendo un reloj bastante grande con esfera blanca y agujas negras.

Por su parte, la cúspide del edifico entre Alcalá y San Jerónimo era ocupado por el nombre del Hotel Paris.

Foto anterior a 1924.

El anuncio de Garvey , entre Espoz y Mina y Carretas, fue sustituido por el de Besoy (purgantes) y otros anuncios farmacéuticos a su izquierda. Este edificio contó desde ese momento con la mayor estructura rectangular de la plaza para la colocación de los rótulos.

Año 1931


Es en 1935(1), al cumplir el primer centenario las bodegas González Byass, cuando nace la figura de la botella de Tío Pepe con una guitarra, chaquetilla y un sombrero cordobés, motivo de la controversia actual.


No obstante el primer anuncio que hemos encontrado en la prensa de la botella de Tío Pepe es de Mayo de 1936, cuando coronaba la plaza de toros de Jerez de la Frontera.

Julio de 1936

Fue entre mediados de 1935 y julio de 1936, cuando González Byass colocó el cartel sobre el Hotel París, con su nombre en grande y una copa de vino fino que salía de la "G". Abajo y más pequeño ponía: Vinos Jerez Coñac.

Es también a mediados de los años treinta cuando en la torre de la Casa del Cordero, se instaló el rótulo de Foret, Agua Oxigenada, orientado hacía la Puerta del Sol.

Febrero 1936

Durante la Guerra Civil.

Durante la República se pusieron anuncios luminosos esporádicos de los partidos. En la fachada del edificio entre Mayor y Arenal fueron desplegados grandes carteles, y lo mismo ocurrió durante la Guerra Civil.


La casa González Byass organizó diversos concursos entre las amas de casa para vestir a la botella de Tío de Pepe en la zona franquista en 1937. También insertó algunos anuncios en prensa de muy dudoso gusto.

29 de marzo de 1939, entrada de las fuerzas franquistas en Madrid.

El día de Nochevieja de 1939 se inauguró un nuevo luminoso de González Byass, igual al anterior, realmente no hemos encontrado la diferencia. Durante las 12 campanadas se iba a organizar un concurso entre los asistentes al paso del año en la Puerta del Sol para repartir 3.000 pesetas en premios. Finalmente se suspendió para evitar disturbios pues se trataba de hacer preguntas a la gente para averiguar quien era el repartidor del premio. El luminoso fue calificado como el mejor de España.

Hacía 1950

En la década de los cuarenta siguen los mismos anuncios en el edificio de Mayor Arenal (en una foto de 1944 el de Domecq no está, posiblemente por reparaciones o algún cambio). Entre Arenal y Preciados aparece el anuncio de Lámparas CZ,  y el de Sidra el Gaitero en lugar del Jabón Tierruca en la esquina de la calle del Carmen en el lado de Montera. El anuncio de Longines desaparece entre Montera y Alcalá, quedado sin anuncios el edificio por poco tiempo.



Fotos de la reforma de 1951

En 1951 se hace la inauguración de una nueva reforma de la Puerta del Sol y se ponen unos parterres y fuentes en la parte central de la misma. Sigue el anuncio de González Byass con la copa de Jerez, Cinzano pasó a ocupar todo el edificio entre Montera y Alcalá, y el Anís de la Asturiana instaló un gran luminoso en la esquina de la calle Preciados e Iberia a su izquierda, ya esquina Carmen. En el edificio esquina a Carretas había un anuncio de las bodegas Sánchez Romate Hnos.

Aproximadamente año 1952.



Después de ver cientos de fotos y buscar en la hemeroteca, hemos llegado a la conclusión que la botella de Tío Pepe se instaló en el edificio de la calle Alcalá - Carrera de San Jerónimo, en la primera quincena de mayo de 1958. Es en este año cuando vemos por primera vez la botella en las postales y en las fotos de los diarios. En los recortes anteriores del diario ABC se aprecia solo la botella, no las letras, lo que indica que probablemente lo estaban montando. No obstante sí que sería conveniente obtener una de estas fotos en mejor calidad. La fecha puede variar mes arriba o mes abajo en el peor de los casos.



Entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta fue montado el gran luminoso de Osram entre Arenal y Preciados, y otro muy grande de Terry entre Preciados y Carmen. Siemens reemplazó al de Cinzano de Montera Alcalá y, en el otro lado de la Plaza esquina a Carretas, estaba el luminoso de Nescafe y a su izquierda el de Martini.

Año 1960. Fuente Memoria de Madrid.

Hacia 1966. Fuente Memoria de Madrid.

Escena de la película El día de los Enamorados. Año 1963

Al menos hasta mediados de los años setenta siguieron brillando en la noche madrileña los anuncios de Domecq(2), Anís del Mono y Foret, casi 45 años luciendo.

A principio de los años sesenta.

Hacía 1967

Por su parte la botella de Tío Pepe ha estado entre nosotros cerca de 53 años, aunque el de la bodega lleva desde 1936. Veremos que pasa finalmente con ella.

Año 1973, cogemos el 20 y nos vamos a Moratalaz.
-.-.-

Autor: Ricardo Márquez
En este artículo ha colaborado: José Manuel Seseña

Nota:
1- Según las propias bodegas González Byass.
2- Este cambió a lo largo de los años, desde solo nombre, a un león, una cuba o el nombre de Fundador.

Fuentes utilizadas:
Hemeroteca BNE y diario ABC.
Foto Urbanity.

jueves, 14 de junio de 2012

El Claustro de la Ciudad Lineal (II)



Continuando con la investigación sobre don Ignacio Martínez Martínez, el anticuario que adquirió el claustro y lo instaló en la Ciudad Lineal, hemos encontrado nuevos datos que pueden darnos una idea de la forma de actuar de éste y del escenario que había a principio de los años treinta respecto a las compras-ventas de obras de arte.

Aunque es un tema secundario para el fin de esta investigación, que es averiguar la procedencia del claustro, mencionaremos que Ignacio Martínez ya aparece domiciliado en la calle de Ángel Muñoz en la relación de propietarios del año 1928, en la guía publicada por la Compañía Madrileña de Urbanización -promotora de la Ciudad Lineal de don Arturo Soria y Mata-. Esto nos hace descartar la teoría que invirtiera el premio de la lotería que compró en Zamora en la adquisición de la finca de la Ciudad Lineal, como indicábamos en el artículo anterior.

Es más, la importancia como vecino de Ignacio Martínez debió de ser mucha ya que fue el presidente de los festejos en los años 1929-1931, organizados por la Sociedad de Propietarios, Comerciantes y Vecinos del barrio del Cerro de la Cabaña.

Ciñéndonos a los expolios de los bienes artísticos son numerosas las noticias que se encuentran en aquellos años, a pesar del Decreto Ley de 1926 “Para la conservación de los monumentos histórico-artísticos nacionales”, como es el caso del cargamento de numerosas cajas interceptadas en Vitoria con las piedras de una iglesia románica en septiembre de 1931.


Ignacio Martínez debió de ser un anticuario especializado en arte eclesiástico. En julio de 1930 compró por 50.000 pesetas el Convento de los Caballeros Santiaguistas(1), sito en Calera de León (Badajoz), que cuenta con un espectacular claustro de dos plantas, considerado como el mejor exponente del arte gótico extremeño –Diario El Sol, 20/jul/1930-. En octubre de ese mismo año ya tenían numeradas las piezas del claustro y estaba todo listo para empezar a ser desmontado(2).

Fotografía en la que se observa el estado ruinoso en el que se encontraba  el Conventual Santiaguista. Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Badajoz (1912). Ministerio de Cultura, Instituto del Patrimonio Cultural de España, biblioteca Tomás Navarro del CSIC.

El Conventual Santiaguista en la actualidad. Fuente: http://www.turismoextremadura.com

El revuelo fue considerable y la Academia de Bellas Artes de San Fernando instó al Estado para su adquisición o declaración como monumento artístico-histórico (diciembre 1930). Aunque ya estaba protegido, incluso según algunas fuentes anteriormente a su compra, tuvieron que ser los vecinos del pueblo de Calera de León los que impidieron el traslado del claustro, dando así tiempo a la lenta Administración a resolver el asunto el 01 de octubre de 1932 (3).

Telegrama dando la orden de paralizar el derribo (4).

Pero las actividades del anticuario fueron muchas y no sabemos hasta que punto colaboró con los estamentos oficiales. Como podemos ver en el siguiente decreto la Alhambra y los museos del Prado y Arqueológico, le compraron diversas obras(5).


Posiblemente en el Museo del Prado y en el Museo Arqueológico tengan las fichas históricas de la pila bautismal y de la figura de la Virgen, y se podrá ver su procedencia para comprobar si fueron adquiridas en el mismo lote que el claustro de Palamós;  sería mucha suerte, pero nunca se sabe.

Para finalizar una simple reflexión. Si se compraban los conventos o iglesias al precio de 50.000 pesetas, y después se vendían por piezas o conjuntos más grandes, como el claustro de Palamós que según la familia Ortiz se pretendía vender de 3 a 5 millones de pesetas, el beneficio que obtenían era enorme, aún cuando los gastos de manipulación de los objetos artísticos fueran elevados.


Añadido el 18 de junio de 2012
Información facilita por el Museo Arqueológico Nacional -Aurora L.G. Jefe de Sección de Archivos Departamento de Documentación-  sobre la pila adquirida al anticuario Ignacio Martínez:

"La pila que adquirió el Museo Arqueológico Nacional en 1932, es una pila bautismal románica del siglo XI  comprada a Ignacio Martínez el 30 de abril de 1932 según consta en el expediente 1932/8. El número de inventario de la pieza es el 1932/8/1 y al parecer figuró en Arlanza.(*)"

(*)Monasterio de San Pedro de Arlanza, situado en Hortigüela(Burgos).

En un principio creemos que no se trata del claustro de Palamós, aunque los capiteles que todavía existen se dan un cierto aire. Dejamos el análisis a los expertos. No obstante esto nos da pistas por donde anduvo Ignacio Martínez.


Añadido el 19 de junio de 2012
Según los dados facilitados por el Servicio de Documentación del Archivo del Museo del Prado apenas se tienen datos del expediente de la adquisición de la media figura de la Virgen, de talla, del siglo XII compradas a Ignacio Martínez. No obstante nos remiten amablemente la minuta que obra en su poder. (Signatura del expediente del archivo: Caja 107, Legajo 13.5, Expediente 5).


Pero no acaban aquí las transacciones entre Ignacio Martínez y el Museo del Prado. Según nos informan también fue adquirido en ese mismo año, 1932, el Retablo de la vida de la Virgen y de San Francisco, pintado por Nicolás Francés (número de inventario P2545), procedente de  la capilla de una granja próxima a La Bañeza (León), llamada la Esteva de las Delicias.

Añadido el 22 de junio de 2012
Reportaje de Madrid Oculto, emitido por Telemadrid en el Diario de la Noche, 21.06.2012. Autores: Luis Azanza / José A. Prieto.


Aunque salimos muy poquito, algo es algo. Muchas gracias David por habernos pasado la grabación.


Añadido el 22 de junio de 2012
Recomendamos leer el artículo publicado por nuestro amigo don Florentino, donde nos expone una brillante teoría y se pueden ver unas asombrosas fotos del claustro cuando estaba en la Ciudad Lineal que ha encontrado localizado Inés Tremis. Añadimos 3 de estas imágenes, pero insistimos que es una delicia leer el artículo.

Obsérvese como elevaron el muro para evitar que fuera visto desde la calle, tal y como comentamos en el artículo anterior.

El poste que aparece en el centro del claustro se puede apreciar también en las fotos aéreas. Posiblemente sirviera para marcar perfectamente el perímetro.

Vista de conjunto cuando estaba en la Ciudad Lineal.

-.-.-

Autor: Ricardo Márquez
En este artículo ha colaborado: José Manuel Seseña.

Notas:
1- Conventual Santiaguista.
2- Se hablaba de que el claustro iba a ser trasladado a América, pero su destino era Madrid. Esto demuestra el ocultismo con el que se trataban estos asuntos.
3- Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Número 103, Septiembre de 1932,  relativo a instancia de don Ignacio Martínez, solicitando autorización para derribar y trasladar a Madrid las bóvedas del exconvento de Calera de León (Badajoz). (SIC)
4- Expediente sobre la autorización del desmonte del Conventual Santiaguista de Calera de León por parte de la Dirección General de Bellas Artes. Signatura: CABA/9/7945/64. (SIC)
5- Gaceta de Madrid – Número 128, del 07 mayo 1932, página 1005.