domingo, 30 de diciembre de 2012

Tipos, tipillos y tipejos de Madrid



Actualmente existen una serie de personajes en Madrid que se han convertido en habituales de nuestras calles.

En los semáforos nos encontramos con el vendedor de pañuelos de papel, el pedigüeño, los limpiadores de las lunas de los vehículos, los malabaristas que hacen diversos juegos de habilidad ...

En la calle mendigos con carteles informando de sus desgracias, algunos acompañados de hijos menores...

Los músicos callejeros en sus mas diversas variantes instrumentales (cuerda, percusión, aire, etc)., muchos de ellos de gran calidad artística, pero en el Arte, lamentablemente no caben todos. Algunas veces actúan en grupo y se arremolinan muchos transeúntes a su alrededor, ejemplos los hay en Puerta del Sol, Puerta Cerrada, etc.

En las instalaciones del metro también hay músicos que aprovechan los pasillos para utilizarlos como local de ensayo. Aunque está prohibido tocar dentro de los coches, hay muchos que lo siguen haciendo hasta que son detectados por los vigilantes de seguridad, siendo el viaje mas ameno para la mayoría de los viajeros, aunque otros, absortos en sus pensamientos y problemas, “no oyen nada”.

En los trenes de cercanías o metro van recorriendo los coches todo tipo de pedigüeños a los que se les amontonan los contratiempos que nos los cuentan infundiendo lástima.

Los hombres/mujeres estatuas, maravillosamente decorados, que sorprenden al viandante por su extremada quietud. Sin ser los únicos lugares, suelen concentrarse en la Puerta del Sol, Plaza Mayor y las calles peatonales de su entorno

Los hombres/mujeres anuncio, de reciente aparición con el reclamo “Compro oro”.

Pero el objeto de este tema no es recordar a los personajes del momento presente, sino que es evocar a todos aquellos que se han dedicado a unas profesiones o forma de ganarse la vida que ya han desaparecido de nuestras calles o su existencia es algo testimonial, y también algunas actividades lúdicas que son historia.

Sereno
Había una canción con el estribillo “A las diez se cierran los portales y el sereno se queda en la calle”. Se le llamaba a voces ¡Sereno! y en el silencio de la noche nos respondía ¡ya voy!. Cuando tardaba en venir se le reclamaba con palmas. En su gran mayoría procedían de Asturias.


Tranviario
Solían llevar la gorra muchos de ellos en la coronilla, de ahí que en la mili cuando un soldado no se la colocaba bien se le decía “Te pareces a un tranviario”. Los taxistas también llevaban gorras.

Fondo Santo Yubero. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Charlatán
Personas que por su habilidad de palabra vendían productos “milagrosos y maravillosos” alrededor de un montón de público que se iba congregando al verle y le escuchaba extasiado.

Vendedor de crece pelo. Fuente: Álbum de Nicolás Flickr. 

Vendedor de prensa ambulante
Con un montón de periódicos bajo el brazo iba voceando por las calles “Madrid, Pueblo, Alcázar, Informaciones …”.

Foto de Catalá Roca.

Vendedor de hielo
Iba por las calles con un carro de mano en el que llevaba varias barras de hielo evitando que las amas de casa tuvieran que cargar con este peso y la bolsa de la compra. Partía las barras con gancho de hierro de tamaño al gusto del consumidor.

Farolero
A la puesta de sol iba encendiendo los faroles de gas de plazas y calles valiéndose de dispositivo que introducía por el hueco del farol.

Regador
Persona que regaba las calles con manguera que conectaba a las bocas de riego. Tenía una gran habilidad puesto que la dirección del agua la subía o bajaba según el tráfico de vehículos o peatones. Los chavales le acosaban con “La manga riega que aquí no llega”.


Mozo de cuerda
Persona que hacía portes a sus espaldas.

Año: 1895. Fuente: Álbum de Nicolás Flickr. 

Organillero
Antiguamente había organillos que iban arrastrados por un borriquillo deteniéndose en plazas y sitios concurridos donde se obsequiaba a los viandantes con algunas piezas y luego se pasaba la gorra esperando recoger la voluntad.

Año: 1940. Fondo Santo Yubero. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Remalladora
Señora que arreglaba las “carreras” de las medias de cristal, algo que hoy, si se rompen se tiran. Era habitual su presencia en las mercerías en un puesto situado en la zona de público, aunque también las hubo en alguna tienda de ultramarinos como la que estaba en una de la calle del Humilladero.

Fumista
Persona que desde los tejados y desde los fogones de la cocina se encargaba de limpiar los tubos de las chimeneas desprendiendo el hollín incrustado en las paredes.

Carbonero
Las casas con inquilinos de cierto nivel económico disponían de calefacción central que funcionaba con carbón. Periódicamente había que reponer el gastado y esta función la hacían unas personas provistas de una tela dura que les cubría la cabeza y la espalda cargando los sacos desde el camión a la habitación contigua a la caldera. Tenían siempre la cara negra del tiznado.

Botijeros/as o vendedores de agua
En la época veraniega había en los puntos concurridos como la Plaza Mayor o en la entrada de los lugares de espectáculos como el fútbol o los toros, personas ofreciendo agua fresca para calmar la sed. El agua era del grifo, por supuesto.

Año: 1955. Foto de Catalá Roca.

Vendedor de Gaceta-Goleada
A la salida de los cines y en las bocas de metro había voceadores que decían ¡Ha salido Goleada, con los resultados de los partidos de la jornada!. Era un pequeño boletín impreso a prisa y corriendo nada mas acabar los partidos puesto que había que venderlo rápidamente ya que los compradores eran aquellos “nerviosos” que no podían esperar a llegar a casa a oír la radio para saber que había hecho su equipo o cuántos aciertos tenían en la quiniela. Los vendedores tenían su punto fijo, siendo uno de ellos en la Plaza del Emperador Carlos V donde estaban las dos bocas de metro de Atocha desaparecidas que daban también acceso a Atocha-Apeadero.

Reventa
Los hay y los ha habido en muchas actividades. Pero no nos vamos a referir a las del fútbol o los toros, quizá de las mas importantes desde el punto de vista económico, sino que vamos a evocar la de los reventas de los billetes del metro. Hubo en la salida de Duque de Alba de la estación de Tirso de Molina una señora bastante mayor que en todo tiempo, con calor, frío o lluvia estaba apoyada en la balaustrada del primer escalón repitiendo esta cantinela “Por una perrita mas para no esperar cola”. Reventas las había en muchas otras bocas, pero en el caso comentado sería muy probablemente su única fuente de ingresos.

Carretillero de Correos en las estaciones
En las estaciones ferroviarias de Madrid, principalmente las de Norte y Atocha, circulaban por los andenes unas carretillas que iban cargadas con las sacas de correos para salir en los trenes. El conductor hacía sonar una bocina para que se apartasen los viajeros de su trayectoria, algo que resultaba incómodo porque llevaban bastante velocidad y se corría el riesgo de ser atropellado.


Guardia de la porra
Era el que dirigía la circulación en las intersecciones conflictivas sin semáforos, destacando de su vestimenta el casco blanco y la funda de la porra que era también del mismo color. Hoy sus funciones las realizan los Agentes de Movilidad pero su indumentaria no tiene nada de particular.

Foto de Catalá Roca.

Rifador en los trenes
Su presencia era habitual en los trenes de cercanías. Para animar a los viajeros a participar en la rifa, hacía un recorrido por todo el convoy obsequiando con un “caramelito” como así decía. Después pasaba vendiendo papeletas con el dibujo de la baraja española, y sí en la primera vez no había agotado el papel, volvía a pasar de nuevo insistiendo. Finalmente buscaba una “mano inocente” generalmente un niño para que extrajera una carta del mazo y daba la información del premio a lo largo del tren, que en mas de una ocasión fue un bastón de caramelo.

Trapero
Eran los que recogían la basura de la casas. Iban en un carro, normalmente el matrimonio, recorriendo las calles. Cuando el Ayuntamiento decidió establecer el servicio de recogida, los traperos se opusieron pues perdían su medio de vida. Finalmente se llegó a una solución de compromiso para instaurarlo de forma paulatina. Muchos de ellos vivían en Tetuán.


Botero
Confecciona y arregla botas de vino. Es una tradición perdida el beber en bota, algo habitual ha tiempo cuando se iba a pasar un día de campo a la Casa de Campo o se iba al fútbol. Queda un artesano en la calle del Águila.

Cerillero
Hubo bares que por su gran tamaño tenían en la zona de publico una persona vendiendo por cuenta propia tabaco, puros, cerillas e incluso mecheros. La estancia en el establecimiento era como consecuencia del acuerdo a que había llegado con el dueño. La proliferación de las máquinas expendedoras de tabaco los hizo desaparecer.

Foto de Catalá Roca.

Limpiabotas
Era una figura habitual en muchas calles de tránsito peatonal de Madrid. Hoy, al menos, permanecen dos en la Gran Vía. También fue frecuente verlos en los bares con amplio salón bar aunque actuaban por cuenta propia, ofertando sus servicios con la palabra abreviada “Limpia”.


Barbero
El afeitado era un servicio que se hacía en las peluquerías. Era curioso ver toda la cara enjabonada del cliente y después la habilidad con la navaja que mostraba el barbero sin producir ningún corte. Las máquinas eléctricas de afeitar y las maquinillas desechables han hecho desaparecer esta función, además de que el precio que actualmente habría que cobrar por ello para que fuera rentable para el peluquero la hacen inviable.

Jugadores
Con una pequeña mesa, tres cubiletes y un dado o piedra, un hábil jugador incitaba a los viandantes a apostar contra él para tras varios y rápidos movimientos le dijeran donde estaba escondido. La timba reunía a multitud de curiosos y finalizaba apresuradamente cuando aparecían los guardias municipales.

Fondo Santo Yubero. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Lavanderas
Duro trabajo el que tenían muchas mujeres para entrar dinero en casa. Recoger la ropa de los domicilios, bajar al río Manzanares a lavarla, tenderla, esperar a que se secara y subir cargada con ella al centro de Madrid para proceder a entregarla.

Guarda de jardines
Tenían un uniforme que imponía respeto, con bandolera y sombrero, y si a eso le añadimos que muchos llevaban bigote, pues se completaba la imagen de rectitud. Desde su caseta vigilaba el buen estado de los jardines y además era el látigo de los novios para que no se acaramelasen y si se daban un “beso de hermanos” porque de los otros ni pensarlo, enseguida aparecía llamando al orden.


Bañistas en el Manzanares
Antaño las riberas del río eran propicias para que los madrileños fueran a refrescarse durante el estío a pesar de las prohibiciones por la mala calidad sanitaria de las aguas así como la peligrosidad que representaba la existencia de pozas, pues podía ocurrir que no cubría mas que hasta la rodilla y al siguiente paso se estaba con el agua al cuello o totalmente sumergido. Fue frecuente tener que lamentar alguna desgracia.

Año: 1946. Fondo Santo Yubero. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Estos personajes, tanto actuales como pasados, que ni están todos los que son ni son todos los que están, con su idiosincrasia, ha hecho que llamemos al tema “Tipos, Tipillos y Tipejos” cuya clasificación queda al buen criterio de nuestros lectores.
-.-.-

Otros oficios ya tratados en el blog:
- Castañera.
- Pipera.
- Mielero.
- Aguador/a.
- Colchonero.
- Telero.
- Paraguero/Lañador/Estañador
- Barquillero
- Afilador.
- Mielero/Quesero.
- Botijero/Vendedor de alfarería. 
- Churrero.
- Perfumista.

Autor: José Manuel Seseña Molina
En este blog colabora: Ricardo Márquez

viernes, 21 de diciembre de 2012

Navidades matritenses

Pues eso.......
que las cosas vayan a mejor para todos y que nos sigamos viendo el año que viene.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Kirk Douglas, Rita Hayworth - Misceláneas de rodajes en Madrid I



Hace unos días, alguien me preguntó: ¿Cómo era Kirk Douglas? ¿Le trataste en “La luz del fin del mundo”? ¡No sería tan borde como cuentas que era Charlton Heston!

No, no lo era, yo le conocí en los Estudios Moro de Madrid, allí montábamos la película de la cual era productor además de actor. Mi primer encuentro con él fue en la sala de proyección, un día que pidió ver parte de los rodajes hechos en la Costa Brava. Bert Bates, el montador  de la película, me pidió que le atendiera y estuviera con él en la sala, por sí necesitaba cualquier otra cosa de nosotros, el variopinto equipo de montaje.

En la foto está mi padre en el puente de la Cea. Se ve al fondo RCA,  un poco más detrás estuvo ubicado Estudios Moro posteriormente.

Entregué a los proyeccionistas las latas de película y me senté a esperar algo nerviosa por la categoría del mítico personaje que iba a conocer. El llegó puntual, acompañado de su esposa, yo me levanté de la butaca y salí a su encuentro:

- ¿Es usted la responsable de montaje?

Le dije que si

- Soy Kirk Douglas, mi mujer ...-dio su nombre- y usted... ¿Se llama?

-  Maria Luisa –contesté-

- Bien, encantado de conocerla  -yo si que estaba encantada de estrechar su mano-. Si está todo preparado, podemos empezar cuando quiera.

Año 1970. Con Kirk Douglas y el director Kevin Billington en el set, mi moviola y yo. Película: “The light of the end of the world".

Pulse el botón de “Adelante” que comunicaba con la cabina de proyección y aquello se puso en marcha. Visualizamos unos cuantos rollos de película recién rodada y algunas secuencias que ya tenían hecho el primer montaje. Cuando terminó todo y se encendió la luz, se acercó a la mesa donde tomamos notas, me dio la mano y las gracias y se fueron. Unos días más tarde tuve ocasión de volver a tratarle, rodaban interiores en el estudio y de dirección, pidieron una moviola para el plató y la película con las secuencias ya filmadas que deberían coincidir con las que se rodaban en el momento. Y también me tocó a mi estar en este trabajo con la moviola. Fue entonces cuando alguien tiró una foto en la que están  Kirk Douglas, Kevin Billington (director) y servidora. Los días que estuve en el set siempre fue muy amable y nunca olvidaba mi nombre (cosa rara en este tipo de famoso). Más tarde me dio un afiche de la película con su autógrafo, dándome las gracias por mi trabajo. ¡Y sin haberlo pedido!.

Aflche de la película firmado por Kirk Douglas

Resumiendo, al amigo que me hizo la pregunta de cómo era, mi respuesta fué: ¡Un encanto de persona! Esto nunca lo diría de Yul Bryner, que estaba también en la película, y tenia fama de ser bastante borde, al menos, eso decían de él todo el que por alguna razón se había cruzado en su camino. ¡Y fueron bastantes!

-.-.-


Allá por el 61, estábamos montando en Sevilla Films “El ultimo chantaje” (The oldest confessión). El montador era Oswald Hafenrichter y por parte española estaba Juan Serra, montador, y dos ayudantes: Magda y yo.

Los actores principales: Rex Harrison y Rita Hayworth. En esta película el productor era el marido número no sé cuantos de Rita, James Hill.

A estos famosos  actores, los encontrábamos habitualmente en el pase de proyección de lo rodado el día anterior, pero no tuvimos gran trato directo con ellos. A Rex Harrison le veíamos comer siempre solo en el restaurante del estudio, normalmente cuando nosotros llegábamos él estaba en los postres, y siempre miraba hacia el plato para no saludar, con lo cual todos le ignorábamos tal como quería. Los camareros nos decían que era antipático, engreído y elitista. ¡Y por Dios, que era cierto!

Rita solía irse con su marido y otros compañeros a Maite Conmodore, que entonces estaba un poco mas abajo de la Plaza del Perú y por tanto cerca de los estudios,  Rex no se apuntaba. Este restaurante era muy popular entre la gente de cine y era el mejor que había en  la zona comprendida entre los estudios Chamartín (Buñuel ahora) y Sevilla Films (Alcampo actualmente).

Era verano y durante las vacaciones del colegio vino a pasar un tiempo con su madre Yasmina Khan, la hija de Ali Khan y Rita, entonces la niña tendría unos doce años. Era una chiquilla larguirucha y, de momento, nada atractiva. La recuerdo jugando en el jardín de nuestro montaje, cuando se aburría de estar con su madre. También participó en uno de los rodajes en el museo del Prado. Eran unos planos de un grupo de turistas visitando el museo y ella iba con Rita. Se la ve en la película fugazmente.


En montaje, no teníamos grandes problemas y nuestra vida trascurría placida, hasta que un día se cargaron al montador. No, no le mataron, le enviaron de vuelta a Inglaterra porque no gustaba como iba montando la película. Estas cosas son siempre desagradables para el que se va y también  disgusta a los que se quedan, pues al ser mini-equipos, trabajando juntos muchas horas a diario, normalmente se crean buenas amistades y claro, decir adiós al jefe porque le echan... resulta fuerte. Vino otro montador, Russ Lloyd, Serra ya había trabajado con él y bueno, nos hicimos al actual y pasamos página. No recuerdo cuantas semanas duró el rodaje, pero terminó, y solo quedamos nosotros trabajando otras cuantas semanas para tener un primer montaje bastante organizado, ya que hubo que deshacer todo lo montado anteriormente y rehacerlo.

Montador (mas tarde defenestrado) Hafenrichter, ayudantes Magda , Marisa y Juan Serra (comontador).

Mientras, producción fue cerrando pagos a los estudios y a proveedores varios. Al final  éramos tan pocos que a la hora de la comida se reunía con nosotros el contable de la película para no estar solo. Este hombre llevaba la producción y cualquier cosa que tuviera que ver con montaje nos lo tenia que resolver, él estaría hasta que termináramos la parte del trabajo que se hacía en Madrid. Este “contable” (de cuentas) nos “contó” (de cotilleo) lo que sigue, mientras comíamos un día cualquiera. Aquella mañana acababa de recibir un telegrama desde U.S A. (entonces se comunicaba la gente de este modo),  dirigido a producción, al ser el único responsable que quedaba en la oficina lo abrió y leyó, era de Rita Hayworth a su marido, decía algo como esto: “Cariño, supongo que te habrás enterado por los periódicos que me estoy  divorciando de ti, cuando regreses  hablamos con los abogados. Love you”


Hace cincuenta años, estas cosas, aquí en España, no las habíamos oído nunca y francamente, nos pareció bastante peculiar y expeditivo este modo de terminar un matrimonio. ¿O no?
-.-.-

Autora: Maria Luisa Pino.

En este artículo han colaboran: Angel Caldito, José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Barrio de Peñagrande Lacoma - Reseña histórica



Corría la primera mitad del siglo XIV, cuando el Rey de Castilla Alfonso XI(1), mandó escribir el libro de La Montería. En el capítulo XV, del tercer libro, leemos lo siguiente:


Lo que vendría a decir en castellano actual: "La Dehesilla, que está entre Alcobiella y el río de Beacos es un buen monte de jabalí (puerco), en Otoño (tiempo de uvas).... "

Grabado utilizado en el Libro de la Montería, del Rey de Castilla Alfonso XI.

Esta referencia sobre cacería es la primera que se conoce en las proximidades de Madrid. Pero se preguntarán por qué hablamos de Beacos en un escrito sobre Peñagrande. Pues Beacos es a Peñagrande, lo que Peñagrande a Beacos, así en los escritos antiguos no hay diferencia entre uno y otro y aparecen indistintamente. De hecho hasta 1936, figuraba siempre señalado en los mapas el lugar como Beacos.

Pero esta no es la única referencia antigua que encontramos a Beacos,  en el año 1553 se dictó la siguiente orden (2):


Perteneciente a Fuencarral era un lugar marcado por los arroyos, dando su vertiente al río Manzanares. Los nombres de los arroyos son de los más diversos según los documentos y años consultados, como: arroyo de la Veguilla, arroyo de los Pinos, y el del Obispo que se unía al de Peñagrande, que a su vez desemboca en el de Beacos y junto al de la Rejilla formaban la llamada Fuente de la Reina. Pero sin lugar a dudas lo más importante era el camino del Río (conocida durante años como carretera de la Playa y actual avenida del Cardenal de Herrera Oria). Fue, junto a la tapia del monte de El Pardo, una frontera artificial a donde llegaba la capital y paralelo a su trazado se desarrollaría el barrio; pero no adelantemos acontecimientos.


La primera referencia a Peñagrande la encontramos en Diario Madrid, en Marzo de 1801, cuando se saca a pública subasta parte de la herencia del marqués de Selva Real. En mayo de 1807, se publicó una relación de tierras de Fuencarral puestas a la venta a voluntad de su dueño, entre las que se cita: "valdezarza, valle de acederas, veguilla, cuevas de valceconejos, fuente morena, cruz verde, huerta de la peña grande (de 5 fanegas), .... " (SIC)

El monte fue reemplazado por la agricultura de secano: vides, trigos y otros cereales; así como árboles frutales: almendros e higueras. Uno de los grandes terratenientes fue la Compañía de Jesús que tuvo una gran explotación agraria en el actual barrio del Pilar hasta su venta en principios de los cincuenta del siglo XX; y don Cesar Cuadrado cuya herencia fue sacada a subasta por el Estado por no tener herederos en 1913, siendo los terrenos contiguos al arroyo de Peñagrande.

La deforestación alrededor de la urbe fue muy común debido a varios hechos: la necesidad de madera, convertir los bosques en terrenos cultivables, y los viajes del agua que desecaban los arroyos y humedales.

Precisamente en 1852 se planteó el hacer llegar a la capital las aguas de Peñagrande, a pesar que estaba muy cerca el viaje del agua de Retamar, que según algunos autores consultados ya tomaba las aguas del arroyo de Peñagrande. Era un proyecto independiente al del Canal de Isabel II, que en aquellos momentos se estaba construyendo, y su ventaja era la rapidez en la ejecución de las obras (el Canal de Isabel II no se inauguró hasta 1858). Por otra parte, el viaje de agua de Amaniel, proveniente de Fuencarral, ya tomaba muchas aguas de la parte más alta de esta vertiente del río Manzanares.

En este plano vemos el Camino del Río, actual avenida de Herrera Oria, el arroyo de la Veguilla, por cuyo cauce pasa ahora la avenida de la Ilustración, y casa de Beacos donde está Peñagrande.

El paisaje que nos encontrábamos a finales del siglo XIX  eran lomas, cruzadas por numerosos caminos que hacían referencia a los diversos caserones -grandes casas de labor- que salpicaban el paisaje: Casa Barrendero, Casa de Isidro, Casa de Ribero, Casa del Cura,....

Es en septiembre de 1914 cuando nace la colonia de Peñagrande, propiamente dicha. Seguidamente transcribimos integra la noticia sobre su fundación:

Colonia El Porvenir - Fuente la Mina

La necesidad de buscar sitios que por sus grandes condiciones higiénicas sirvan para tonificarse y vivir con una amplia libertad y completo desahogo, obligan a crear estas grandes colonias.

Como es natural, las miradas se dirigen hacia la sierra, que atrae con sus encantos y bellezas, y así se comprende fácilmente que toda la zona Norte de Madrid prospere en la forma verdaderamente asombrosa que lo está haciendo.

La Junta de gobierno de esta Asociación, siguiendo las acertadísimas iniciativas y disposiciones de sus ilustres presidentes D. Francisco García Molinas y D. Luis Blanco Soria, se proponen la creación de una verdadera colonia, que sea verdadero modelo entre las de su clase por sus reformas higiénicas y por la situación topográfica de la misma, que es de lo más sano, hermoso y pintoresco que tiene Madrid.

Esta se encuentra situada a un kilómetro de la Dehesa de la Villa (Asilo de la Paloma) y entre las tapias del Pardo.

La superficie total es de ochocientos millones de pies cuadrados, repartidos en una distancia de dos kilómetros.

En la actualidad la Asociación de propietarios se ocupa preferentemente de la explanación de espaciosas calles, instalación de teléfonos en las fincas ya terminadas, traída de luz eléctrica, distribución general del agua de Lozoya y aprovechamiento a su vez de los infinitos manantiales que surgen por todas partes, y restauración de la histórica Fuente de la Mina, edificada en época de Isabel II, circundándola una hermosa plaza, con la denominación de Plaza de Carlos Prast.

Asimismo se están ultimando los trabajos de perfil y parcelario con sus correspondientes planos de la futura avenida-carretera, que enlazando en la de la Coruña, en el Asilo de la Paloma, siga en línea recta hasta enlazar con la calle de Francisco García Molinas, una de las principales calles de la colonia.

Más de doscientas cincuenta personas de todas las clases sociales han adquirido ya grandes parcelas de terreno, con el fin de construir hotelitos, no dudando que en plazo muy corto la colonia “El Porvenir” tendrá tanta importancia como la Ciudad Lineal.

En uno de los sitios mejores, más céntricos y pintores de la colonia, se construirán 3 pabellones con la denominación: el 1º, Grupo escolar; el 2º, Salón de recreos y Casino de la colonia; y el 3º, Domicilio social y Cooperativa.

Así, pues, la Junta de gobierno suplica el concurso decidido del señor ministro de Fomento, del Ayuntamiento, Diputación provincial y diputados a Cortes por Madrid, para que obra tan grande y necesaria a Madrid tenga el desarrollo que merece, pues así lo reconoció el señor alcalde, don Carlos Prast, en una visita que tuvo a bien girar recientemente (ofreciéndonos su apoyo incondicionalmente y el concurso del Ayuntamiento para todo aquello que signifique interés público).

La Junta de gobierno de la expresada colonia “El Porvenir” ha quedado constituida en la siguiente forma:

Presidencia de honor, D. Francisco García Molina, senador del reino; presidencia efectiva, D. Luis Blanco Soria, concejal y director de “España Nueva”; vicepresidente primero, D. Hipólito Guin, doctor en Medicina; vicepresidente segundo, D. Juan Planas y Camps, industrial; tesorero, don Joaquín Lorenzo, propietario; contador, D. Miguel Aracil, propietario; secretario general, D. Mariano García Gómez, empleado; primer vicesecretario, D. Ramón Pulido, periodista y propietario, ....”

Hagamos un pequeño análisis de este acta. En primer lugar el nombre El Porvenir tiene que ver con el carácter liberal y republicano de los presidentes: Francisco García Molinas y Luis Blanco Soria. García Molinas fue el primer presidente de la Federación Española de Fútbol, y curiosamente fue diputado por Puerto Rico, al igual que Arturo Soria. De hecho fue invitado a varios actos en la Ciudad Lineal. Luis Blanco Soria era un conocido republicano y buen periodista.  En febrero de 1915 ambos abandonaron el cargo con el agradecimiento de la colonia.

Pero el dato más importante lo encontramos entre bambalinas, pues los verdaderos propietarios eran Joaquín Lorenzo y Miguel Aracil, como veremos posteriormente.

Apuntar que este nombre de la colonia “El Porvenir”, no tiene que ver con la colonia que se encontraba al noreste de Peñagrande, aunque posiblemente fuera algo residual o sencillamente tomaron el nombre.

Desde 1915 casi todos los impulsos se centraron en hacer la carretera hasta el Asilo de la Paloma. Las fiestas se celebraban el 15 de Agosto, con procesión incluida, al menos desde 1919 de la que tenemos constancia. Es precisamente en este año cuando se añade Peñagrande a la colonia “El Porvenir”.

En 1921 se celebró la Junta General de los propietarios que formaban la Asociación para el Fomento de Peñagrande, tratándose el tema de la ampliación de la línea del tranvía de la CMU, hasta el barrio, aunque solo fue apoyado por 50 vecinos.

En enero de 1923 la Asociación para el Fomento de Peñagrande consigue la contribución de casi todos los vecinos, a razón de 3 céntimos por cada pie cuadrado, con el fin de: “invertir su importe en la construcción de una Escuela, Cuartel de la Guardia Civil, prolongación del tranvía, abastecimiento de agua y otras obras necesarias”.

En 1924 dieron comienzo las obras para erigir el primer templo en Peñagrande, siendo su principal benefactora la marquesa de Villamagna. Se trataba de la Capilla Escuela de Peñagrande, la actual parroquia de San Rafael Arcángel, en la calle Isla de Saipán. Todavía hoy podemos apreciar alguno de los detalles de su construcción original.


Esta capilla escuela fue inaugurada el día 12 de julio de 1925 por la reina Victoria Eugenia. La iniciativa corrió a cargo de don Enrique López, esposo de doña Camila Leiva, marquesa de Villamagna, que viendo la falta de colegios decidió poner el proyecto en marcha. Por su parte Joaquín Lorenzo cedió 30.000 pies de terreno para su construcción. Se cifraba en unos 250 niños los que eran atendidos en este centro.


Otro colegio de Peñagrande estaba en la Quinta Angelita, propiedad de don Luis Altozano. La directora de las Escuelas Nuevas, que así se llamaba, era doña Amalia Domínguez, y a decir de los vecinos hacían una gran labor pedagógica.

En 1928 se firmó el acuerdo con la CMU (propietaria del tranvía Cuatro Caminos-Dehesa de la Villa), para empezar las obras de la prolongación de la línea hasta Peñagrande. Los vecinos contribuyeron a su construcción aportando 200.000 pesetas desde 1928, y dos parcelas en Monte Carmelo y el propio barrio de Peñagrande (3). Este hecho fue ensalzado por muchos como un ejemplo a seguir para atraer el progreso a los barrios periféricos.

En enero de 1931 el Alcalde de Madrid instó a la CMU (propietaria del tranvía Cuatro Caminos-Dehesa de la Villa), para que comenzarán de inmediato las obras. Por fin el primer tranvía llegó a Peñagrande el día 5 de agosto de 1932, a las 6,30 horas de la mañana, y así terminaban las negociaciones empezadas en Abril de 1921.

Única foto conocida de la llegada del primer tranvía a Peñagrande.

En 1935 la iglesia autorizaba a bautizar a los niños en los cercanos barrios de Tetuán y Cuatro Caminos, pero las partidas sacramentales debían hacerse en el pueblo de Fuencarral. No obstante la mayoría de los habitantes de las colonias de Peñagrande y Valdeconejos, provenían o trabajaban en Tetuán o Cuatro Caminos.

En el plano de 1937 aparece por primera vez el tranvía de Peñagrande, pero no así el barrio que sigue apareciendo como Beacos.

Como decíamos anteriormente, don Joaquín Lorenzo Garduño y don Miguel Aracil Gonzálvez crearon la Sociedad “Asociación para el Fomento de Peñagrande”, que empezó a parcelar el barrio. Posteriormente Miguel Aracil abandonó la Sociedad quedando al frente de ella Joaquín Lorenzo, pasando después a su nieto Joaquín Pol. Como curiosidad citar que todavía en 1989 seguía haciéndose requerimiento a estos señores para escriturar terrenos del barrio.

La colonia de Peñagrande se desarrolló en torno a la calle Joaquín Lorenzo, paralela a la avenida del Cardenal Herrera Oria, trazando su entramado entre ésta y el arroyo de la Veguilla. Los antiguos caminos fueron convertidos en calles. Lo más asombroso es que sin ninguna ayuda de los ayuntamientos (primero el de Fuencarral y después el de Madrid), los vecinos hicieron un urbanismo muy aceptable. Para que nos hagamos una idea, la urbanización salvaba un desnivel de unos 55 metros entre la carretera de la Playa y el arroyo de la Veguilla.

Después de la Guerra Civil se instalaron importantes centros cívicos estatales, como la vieja maternidad, el colegio de Nuestra Señora de la Almudena (actual instituto de educación secundaria Isaac Newton).


Hacía 1950, en dirección a Fuente de la Reina, se levantaron las viviendas de la Fundación Francisco Franco, junto al arroyo del Fresno.



Tres fotos cenitales que nos dan una idea del crecimiento del barrio desde 1946 a 2008.

En 1951, al poco de unirse a Madrid capital tras la absorción de los pueblos limítrofes, Peñagrande contaba con unos 3.000 habitantes, siendo los principales núcleos de población: la colonia de Peñagrande, la colonia El Porvenir y Valdeconejos, al otro lado del arroyo Canalejas.

El chabolismo era muy disperso pues se extendía allá y aquí, incluso con edificaciones aisladas en medio del monte, muy al contrario de lo que ocurría en otros barrios de la capital donde el hacinamiento era agobiante.

Comparativa de la ocupación del suelo sobre el callejero actual. Fuente: CAM.

En 1949 se creó la empresa Marcudos, S.L.; con la asociación de Margarita González Lacoma y Pilar Cudos Velasco. Desde 1947 ambas compraron terrenos en la zona el actual barrio de Lacoma con el objeto de levantar pisos para ser puestos en alquiler o para su venta, bajo el auspicio de la Ley de Viviendas Bonificables.

Posteriormente, en 1955, Margarita y Pilar (junto con algunos pequeños socios) fundan una nueva sociedad: Cudosmar, S.A., con el mismo objetivo que la anterior pero centrada en la creación de la Colonia del Pino (al oeste de Lacoma), cuyo proyecto contemplaba la construcción de 2.000 viviendas. Sin embargo solo se llevo acabo parcialmente el plan ya que muchos terrenos no fueron vendidos y quedaron bastantes solares entre los bloques, resultando una trama viaria y urbanística muy precaria.




El trazado de la línea de Peñagrande a su paso por los terrenos de Saconia. Fuente: Juanjo –Urbanity-.

Analizando los datos de 1970 podemos hacernos una idea muy aproximada de lo que era entonces la zona. Sobre unas 1.000 edificaciones, la mitad eran casas unifamiliares. El número de viviendas era de unas 3.300, y el de habitantes 15.000; lo que daba un densidad de población de las más bajas de los barrios de la capital.



El 27 de febrero de 1970 la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Madrid propuso asignar el nombre de avenida del Cardenal Herrera Oria a la carretera de la Playa. Tres años después empezaron las obras del desdoble de la vía, eje fundamental de comunicación en el tráfico este-oeste al norte de la capital en aquel momento.

Noticia sobre la inauguración del colegio Apolo XI.


A principios de 1978 el barrio de Peñagrande se ve amenazado por la especulación, cuando en "aras de la modernidad" seis inmobiliarias se hacen poco a poco con el 64% del terreno, incluidas algunas calles. El sistema empleado era la junta de compensación, usando la formula de volúmenes a cuenta que iba en detrimento de los vecinos. Las viviendas afectadas eran unas 220, siendo en alquiler un 35% aproximadamente.

Calle Islas Bahamas esquina a calle de Ángel Domínguez. Año 1978

Calle de Alicia Baena. Año 1979.



En agosto de 1982, siendo alcalde de Madrid don Enrique Tierno Galván, se entregaron 44 viviendas en la denominada "unidad urbanística número 1 de Peñagrande”, correspondiendo todas ellas a los realojados de la colonia El Porvenir, según el acuerdo que se tomó en la Junta de Compensación.



La construcción del centro comercial de La Vaguada, el trazado de la avenida de la Ilustración y definitivo cierre de la M-30 sobre el arroyo de la Veguilla -inaugurada el 14 de abril de 1992-, dio un desahogo a la avenida del Cardenal Herrera Oria, pero también supuso extender el tablero de ajedrez de las edificaciones hacía la frontera virtual de Herrera Oria. Una pequeña parte de la colonia primigenia de Peñagrande se vio afectada por estas obras.


La inauguración del tramo de la M-40 en el monte de El Pardo (diciembre de 1996), junto a la prolongación de la línea número 7 del Metro (marzo de 1999), significaron la extensión definitiva de la gran urbe, y aquella carretera del Río dejó de ser la frontera norte de la ciudad, y el carácter bucólico de los campos aledaños se van diluyendo poco a poco en la tela de araña de Madrid.
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Otros artículos del barrio:

Peñagrande – Lacoma – El barrio
Peñagrande – Lacoma – Álbum de fotos


Autor: Ricardo Márquez
En este blog también colabora: José Manuel Seseña

Notas:
1 - Alfonso XI, Rey de Castilla; años 1311-1350.
2 - Tratado de las siembras y plantíos de árboles, y de su cultivo - De Duhamel du Monceau.
3 – Por parte de la Asociación de Fomento de Peñagrande firmaron: Francisco Javier Fernández Vial, Joaquín Lorenzo Garduño, Leopoldo Gómez Rodríguez y José Martínez Barciela.

Bibliografía:
Hemeroteca BNE
Hemeroteca ABC
Coleccionable de Madrid - Espasa Calpe
Prensa histórica MCU
Nomenclátor CAM